Cuando yo era pequeña no había parques de bolas, ni castillos hinchables gigantes de esos que abren la boca. No había sitios donde se hacían fiestas de princesas o de piratas. Mis padres nunca contrataron a un payaso para animar mis fiestas de cumpleaños, ni invitaron a mis amigos a un sitio de ocio infantil.
Quizás es que antes no teníamos acceso a todas estas cosas o quizás los niños de antes nos conformábamos con menos. Quizás me hubiera encantado poder jugar hasta caer agotada en uno de esos parques que les gustan tanto a los niños de hoy en día… Pero ¿sabeis qué?… Creo que si hubiera celebrado mis cumpleaños así, no guardaría ningún recuerdo especial de esos días. No me hubieran marcado tanto y, en fin, que creo que SmAuF no existiría…
Con esto no quiero decir que estoy en contra de los parques de bolas. Seguro que les encantan a los niños (y a los padres). Pero en esta sociedad que hemos creado en la que nadie tiene tiempo de nada y todo el mundo siempre tiene prisa, a veces es necesario pararse un poco y dedicarle ese tiempo extra que necesitan nuestros hijos.
Un cumpleaños es algo especial. A todos los niños les gusta cumplir años. Es un día en el que ellos son los protagonistas y en el que son el centro de atención y, si los que les prestan atención son las personas a quienes mas aman en el mundo ¿qué puede haber de mejor?
¿Por qué no optamos, por una vez, por dedicar un poco de tiempo a preparar una fiesta especial? Una fiesta personalizada. Una fiesta protagonizada por su personaje favorito, el animal que mas le guste o su color preferido. Una fiesta donde haya cartelitos con su nombre. Una fiesta con sus invitaciones, sus patatas fritas, sus bocadillos de Nocilla… Una fiesta en el que los propios niños puedan ayudar a preparar las cosas.
Una fiesta en casa, en el jardín, en el parque, en la playa…
Lo que quiero decir es que el parque de bolas está bien, pero siempre se puede ir en cualquier ocasión. Probablemente vayan 12-15 veces al año, dependiendo de la cantidad de amigos que les inviten a su cumple. Pero ¿cuántas veces podrán tener una fiesta especial para ellos?
Yo tengo recuerdos estupendos de ayudar a mi madre con los preparativos, de escribir las invitaciones, de los nervios de esperar a que llegaran los invitados a casa, de ordenar mi habitación para que mis amigos pudieran ver mis juguetes, de mi madre preparando divertidos juegos caseros después de haber buscado en libros o habérselos inventado (menos mal que para eso ahora tenemos Pinterest)!!!
Yo quiero que Olivia también tenga estas fiestas y también recuerde el cariño que le puso su madre en sus cumpleaños.
Así que hoy reivindico las fiestas DIY, las fiestas caseras, las medias noches con chorizo y los recuerdos compartidos…
Besicos de colores,
Steph
P.D. Gracias Mama… Por dedicarme tanto tiempo y darme una infancia feliz…